El color como realidad psicológica.
Después de tratar el color, en un post anterior, como realidad física que es -cómo se produce, cómo se percibe y de qué forma se puede medir-, en esta segunda entrega lo vamos a contemplar como hecho psicológico; es decir, los factores personales que intervienen en el proceso de descodificación del color como parte del mensaje y que determinan la manera en que el color se percibe y las connotaciones que le acompañan.
El color como realidad psicológica
No siempre se perciben los colores tal como son físicamente, ni diferentes sujetos ‘ven’ de igual manera el mismo color.
Estas diferencias se deben a varios factores: la baja memoria visual humana, los factores externos que intervienen en la percepción y los valores psicológicos asociados a cada color.
Como factores externos modificadores de la percepción, podemos enumerar los siguientes: la calidad de la luz de observación, la superficie del objeto, las dimensiones de la superficie de color, las forma del objeto, la dirección de la luz, la distancia de observación, etc.
Es muy importante observar que, cada color, cuando es percibido por una persona, expresa un significado y provoca una reacción diferente. Se puede por tanto decir, con ciertas reservas, que los colores tienen personalidad propia y que la suma de esta personalidad más la reacción que provoca en el observador, permite reforzar la idea que transmite el mensaje.
Por tanto, los colores transmiten información -códigos de color -, crean emociones -colores fríos, colores cálidos-, y evocan asociaciones -peligro, descanso-.
Colores cálidos y colores fríos
Los colores cálidos participan del rojo y del amarillo; también se les llama positivos porque tienden a aproximarse. Son más vitales y fuertes y dan la sensación de expandirse y por lo tanto, proporcionalmente ocupan menos espacio en la composición.
Los colores fríos participan del azul; se les llama negativos porque producen un efecto de alejamiento. Necesitan proporcionalmente más espacio, ya que tienden a contraerse.
Los efectos del color
Los colores y las combinaciones de los mismos suscitan emociones. Son, al mismo tiempo, simples y complejas y sus significaciones varían de una cultura a otra. El color es a la vez, personal y universal, y envía mensajes diferentes con sus innumerables matices.
Cálido
La noción de color cálido nos conduce al rojo, plenamente saturado. Los colores cálidos irradian y llaman la atención. Por esta razón, el rojo es a menudo utilizado en la señalización. Los colores cálidos son fuertes y agresivos y pueden alegrarnos o estimularnos.
Frío
La impresión de frío nos la da el azul plenamente saturado, que es un color dominante y fuerte. Los colores fríos evocan el hielo y la nieve. Los sentimientos vinculados a los colores fríos (azul, verde y azul-verdoso) son opuestos a los generados por los colores cálidos. Un color frío ralentiza el metabolismo e induce a la calma.
Tibio
Todos los pigmentos que contienen rojo son tibios. La adicción de amarillo al rojo permite diferenciar los colores tibios de los cálidos. Los colores tibios , como por ejemplo, el rojo-anaranjado, el naranja y el amarillo-anaranjado, contienen siempre una mezcla de amarillo y rojo. Los colores tibios son relajantes y acogedores e irradian todo lo que les rodea.
Fresco
Los colores frescos se apoyan en el azul. Se diferencian de los colores fríos por la presencia de amarillo en su composición, cuya mezcla produce el azul-verdoso, el verde y el amarillo-verdoso. Los colores frescos como el turquesa están presentes en la naturaleza. Calmados y sosegados, este tipo de colores producen una sensación de profundidad y bienestar.
Claro
Los colores claros son los tonos pastel, poco saturados. Su claridad proviene de una cierta ausencia de color visible, pues son casi transparentes. Los colores claros permiten que destaque todo lo que les rodea y sugieren levitación, reposo y fluidez.
Oscuro
Los colores oscuros contienen negro. Cierran los espacios y los restringen y aportan un efecto de densidad. Recuerdan el otoño y el invierno. La combinación de colores claros y oscuros es la forma más común de representar oposición, como, por ejemplo, el día y la noche.
Pálido
Los colores pálidos son los tonos pastel más dulces. Contienen, al menos, un 65% de blanco y poseen un tono tenue que se asocia a un sentimiento de quietud. Los colores pálidos, como el marfil, el azul celeste y el rosa, sugieren dulzura. Suelen emplearse en espacios interiores cuando se quiere transmitir una sensación de calma.
Vivo
Una tonalidad viva dependerá de la cantidad de color puro que contenga. La luminosidad de los colores vivos resulta de la ausencia de gris o de negro. Los azules, los rojos y los anaranjados son colores vivos. Este tipo de colores atraen mucho la atención y nunca pasan desapercibidos. Vehiculan sentimientos de buen humor, de alegría, y por eso, se usan tanto en los envases y la moda como en publicidad.
De lo anterior se deduce que el color tiene un lenguaje propio y que es muy importante dominar ese lenguaje para aplicarlo correctamente a la comunicación.
El color elegido deberá estar relacionado con el mensaje, con el producto y con el público objetivo. Se trata de generar reacciones –la mayor parte de las veces inconscientes-, que provoquen una respuesta positiva del receptor.