Los dos puntos.
Los dos puntos sirven de entrada a las enumeraciones, a las explicaciones, a las ampliaciones de sentido. Son como una ventana abierta por la que puede penetrar cualquier cosa, ya sea un prospecto de medicamento o un cuento de Julio Cortázar.
Los síntomas de hipermagnesemia son: sofocos, ralentización del latido cardiaco, depresión del sistema nervioso central, […] arritmias y parada cardiaca.
Nuestro reino era así: una gran curva de las vías acababa su comba justo frente a los fondos de nuestra casa.
Cuando en una obra se introduce una cita literal, esta se antecede con dos puntos, como acabamos de hacer tras ‘Cortázar’ (este uso se remonta a muy atrás: se puede ver ya en el siglo XVI).
Hoy en día vemos a los dos puntos en la función, un poco de servil, de porteros del discurso, pero desde la Edad Media gozaron de gran difusión para indicar pausas menores, hasta el extremo de que hay libros impresos a finales del XV y principios del XVI que solo utilizan el punto y los dos puntos.
(Del libro: “Perdón, imposible. Guía de para una puntuación más rica y consciente”. José Antonio Millán. Editorial RBA).