Nos cuesta adaptarnos a los cambios
No
es tan ‘famosa’ como la astenia primaveral, pero se presenta todos los años con la llegada del otoño.
Se trata de un desorden biológico que se produce cuando el organismo trata de adaptarse a los cambios asociados al paso de estación.
Cambio de ánimos, alteraciones de biorritmos, tristeza, apatía, decaimiento, dificultad de conciliar el sueño…, se presentan como consecuencia de la bajada de temperaturas y la disminución de las horas de luz que marcan el paso del verano al otoño.
Son síntomas que pueden durar entre unos días o unas semanas, y que desaparecen en cuanto nuestro organismo se adapta al cambio.
Para evitarlo, o al menos reducir sus efectos es bueno seguir estas recomendaciones del Canal de Salud Mapfre:
• Mantener una alimentación variada, sana y equilibrada para evitar la deficiencia nutricional. La dieta debe ser rica en vitaminas y fibra (fruta, frutos secos, cereales integrales, verdura y legumbres) y debe aportar proteínas (pescado, huevo, carne baja en grasas) para el buen funcionamiento del sistema nervioso y para estimular la producción de neurotransmisores que regulan las emociones.
• Fraccionar las ingestas a lo largo del día y mantener un horario de comida. Así evitaremos las comidas copiosas y las digestiones pesadas.
• Respetar los patrones de sueño y dormir las horas necesarias. Intentar mantener un horario fijo para acostarnos y para levantarnos. Así lograremos regular los biorritmos y los estadios de sueño y vigilia.
• Realizar una actividad física de forma moderada. Andar cada día 40-60 minutos es una alternativa muy saludable. El ejercicio físico de forma regular y moderado relaja la mente por la secreción de endorfinas y mantiene el tono muscular.
• Aprovechar las horas de luz natural para salir a tomar el sol. La luz solar ayuda a levantar el ánimo ya que activa una serie de neurotransmisores y estimula la segregación de hormonas responsables de las emociones y del control biológico en función del día y la noche.
• Eliminar sustancias excitantes para el sistema nervioso como la teína, cafeína y tóxicos como el alcohol y el tabaco.
• Realizar actividades intelectuales que nos estimulen y motiven.