Comunicación y lenguaje
Cuando mantenemos una comunicación con otra persona, casi sin ser conscientes de ello, estamos pendientes en parte de forma espontánea y en parte de manera controlada de la conducta verbal, de la conducta no verbal y de los atributos de nuestro interlocutor. El resultado de este proceso nos permite evaluar a la persona con la que estamos hablando para redefinir nuestra estrategia comunicativa o modificar la conducta y forma de actuar que venimos manteniendo en la conversación. Durante este proceso tenemos en cuenta tanto factores culturales y sesgos funcionales como la propia biología de nuestro interlocutor. Hoy te proponemos un listado de las principales influencias del lenguaje que nos afectan en la evaluación que hacemos ‘del otro’ durante nuestra comunicación. • El acento o dialecto de nuestro interlocutor, relacionado posiblemente con diferencias en el estatus social y/o económico, puede dar como resultado una evaluación positiva o negativa de nuestro interlocutor. • El estilo que imprimimos al habla influye también en la evaluación. Así, un estilo caracterizado por pausas, expresiones dubitativas, preguntas, re-preguntas… puede producir una evaluación negativa del emisor y causar una imagen pobre. • La utilización por parte del hablante de un lenguaje rico en significados, amplio… suele ser asociado a un elevado estatus social y cultural, por lo que determina una alta evaluación. • La alta velocidad del hablante suele estar asociada a un atractivo social y a evaluaciones positivas. • Un habla condescendiente, con un vocabulario y una gramática sencillas, lentitud en la construcción de las frases, entonación exagerada y volumen alto, que empleamos al dirigirnos a niños o ancianos, suele ser evaluado negativamente. • La elección de construcciones gramaticales firmes y seguras infiere una mayor credibilidad en el emisor, y por lo tanto, evaluaciones positivas. Ejemplos: “absolutamente cierto” en vez de “bastante cierto”; “puedo confirmar que…” en vez de “es posible que…”, etc. Conocer los mecanismos de la comunicación nos aporta valor como personas al facilitarnos expresar con mayor precisión nuestras ideas y argumentos.