Del ‘Spain is diferent’ al ‘I need Spain’.

Si España quiere consolidar su posición de liderazgo en el sector del turismo internacional, tiene que incorporar las nuevas tendencias a su tradicional oferta de playa y sol. Es un reto presente desde hace más de 30 años y al que se le sigue buscando solución.
Ampliar la oferta más allá de las costas, diversificar el público y desestacionalizar las visitas es considerado por los expertos del sector imprescindible para que España pueda competir con los países que ofrecen opciones parecidas a las nuestras.
La buena marcha y el crecimiento constante del turismo español durante las últimas décadas han hecho pensar a muchos que era un sector que se movía solo, sin necesidad de apoyo oficial. La entrada de España en la UE, el espacio Schengen, el euro, la explosión de aerolíneas de bajo coste, la expansión de los cruceros y el turismo de negocios han modificado las condiciones de España como destino turístico.
No obstante, ciudades como Madrid y Barcelona han conseguido desestacionalizar bastante las visitas y reciben turistas todo el año. A ello ha contribuido la renovación de las instalaciones, la profesionalidad y la oferta complementaria, como el turismo cultural.
Por otro lado la llegada de Internet ha favorecido un cambio drástico en la forma de promocionar España como destino turístico. Turespaña, el instituto de promoción estatal, ha ido sustituyendo paulatinamente las campañas masivas y la asistencia a centenares de ferias especializadas por la distribución de mensajes en redes sociales, adaptados por nacionalidades y perfiles sociales en Twitter, Facebook e Instagram.
Ahora bien, si algo no ha cambiado en estos años es el símbolo del turismo español: el sol de Miró, una estrella y las letras de España, que Miró nos regaló y que aún sigue apareciendo en los carteles, folletos y webs oficiales de turismo.
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